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al vez de los artistas más potentes y cuya obra resulta más conmovedora
entre todas las producidas por el movimiento surrealista son las descripciones
de objetos cotidianos de Francis Ponge. Ensayista y poeta, Ponge muchas veces
fusionó ambos géneros para crear piezas que fluctuaban entre la monumentalidad
y lo anodino, elaborando cuidadosísimas y extraordinariamente extensas
descripciones de utensilios de uso diario o fenómenos naturales vulgares como la
lluvia o la sombra de los árboles sobre la hierba. El aspecto surreal de su escritura
radicaba en una minuciosa enumeración formal de cuanto aspecto fuera posible
de dicho objeto o evento, huyendo de simbolismos y apelaciones a emociones
y sentimientos personales y, sin embargo, conservando un cariz intimista e
introspectivo. Aunque en un tono afectivo, Ponge centraba su hacer en describir
cosas, y fue así que convirtió tan sencillo parámetro en labores de casi heroicos y
de no menos delirantes resultados, prácticamente como si fuera un geógrafo que
no necesita abandonar su habitación para trabajar, que se vale de la peculiaridad
de cada cosa, de cualquier cosa, para en ella viajar. Le dedicó capítulos enteros de
sus libros a la contemplación de una naranja cualquiera o a la manera en que un
cigarrillo se consume. Probablemente el pico más alto de la bella y juiciosa entrega
de Ponge a su singular labor geográfica es Le savon: una suerte de atlas que
contiene la descripción en 128 páginas de una barra de jabón común y corriente.
D E P A L M O E N P A L M O
Curador:
W I L L I A M C ON T R E R A S A L F ON S O