Página 120 - Revista_Confluencia

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ubén
A
lberto
C
alcaterra
y la necesidad de superar la dificultad inicial e inevitable de la carencia de
una práctica propia en términos cualitativos y cuantitativos suficientes
13
.
Es decir, fue necesario superar la limitación que se produce cuando la
práctica es todavía insuficiente para informar a la teoría, cuya ausencia,
a su vez, provoca el desarrollo de una práctica sin leyes que la gobiernen.
La apertura definitiva a la posibilidad de construir modelos bajo el
supuesto de que el universo de los conflictos puede ser tratado buscando
soluciones satisfactorias para todos, tuvo lugar cuando la teoría del
conflicto rompió el corsé que le imponía la pareja conceptual que la
conducía a distinguir entre conflictos de suma cero y conflictos de suma
variable, clasificación proveniente de la teoría de juegos. El aval provino del
propio Entelman que, con una honradez intelectual infrecuente, termina
afirmando: “Debí haber comprendido en aquel momento que lo que ocurría
era simplemente que la clasificación no tenía utilidad a los fines del estudio
de los conflictos con miras a generar técnicas idóneas para su resolución”,
para concluir que “no hay relaciones que se agoten en un solo objetivo
igualmente valorado como incompatible por los actores en pugna”
14
.
A partir de allí, fue posible dar cuenta de un modelo que ya estaba estructurado
utilizando los nuevos paradigmas en comunicación, en las teorías del conocimiento,
del caos, de la cibernética, del pensamiento complejo, de la información y sus
capítulos de la inteligencia y la estrategia y de la negociación.
3.3. La cuestión epistemológica
3.3.1. De lo lineal a lo circular
Siguiendo el paradigma imperante en la época, las primeras propuestas
de abordaje a los conflictos de solución por consenso fueron lineales y,
como tales, parten del supuesto que la causa de los conflictos, que lleva al
desacuerdo, son las diferencias entre los conflictuantes.
Su estructura responde a la relación causa-efecto. El conflicto tiene una
causa, sin tener en cuenta ni la multiplicidad de ellas que pueden haber
llevado al conflicto, ni el contexto, ni los errores del pasado que podrían
llevar a comprender el presente y a proyectar sobre el futuro.
13
Critto, A.
“El método científico en las ciencias sociales
”, Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina, 1982.
14
Entelman, Remo F.,
Op. cit.
, p. 109.