Polarización política y mediación internacional.
Experiencias y reflexiones personales
Introducción
Una red rasgada
Para quienes trabajamos en el campo de la resolución de conflictos,
la dinámica de la polarización se presenta con diferentes ropajes e
intensidades, pero suele estar allí, amenazante, en casi todos los casos. Sea
que se trate de disputas privadas interpersonales (societarias, familiares,
comerciales, etcétera), político-sociales o internacionales, en todas se
pueden presentar algunas características de la polarización. Porque los
que confrontan no lo hacen en el vacío. Todas las personas pertenecemos
a una red, más o menos amplia, y cuando estalla un conflicto entre dos
miembros de esa red, se genera una tensión alrededor de los contendientes
y emergen elementos típicos de la polarización. ¿Cuál de los dos miembros
de la pareja de amigos conservar cuando ellos están en un proceso de
divorcio conflictivo? ¿Cómo pararse frente a las acusaciones de un socio a
otro? ¿Cómo seguimos relacionándonos con los que están inmersos en una
“guerra comercial”? Forma parte de nuestra experiencia de vida individual
la conciencia de que el conflicto no es algo que le pasa solamente a los que
se pelean, sino que afecta a todos los que estamos “cerca o alrededor” de
quienes confrontan. Y cuando ese conflicto escala, cuando la confrontación
se llena de descalificaciones cruzadas, cuando afloran los rencores y el
lenguaje es solamente acusatorio, nos sentimos cada vez menos inclinados
a tratar de ayudar a ambos y en general, más obligados a tomar partido
por alguno. Y cuando decidimos hacerlo, la red común se rasga y se llena
de heridas, o se parte y se divide de forma permanente. Perdemos amigos,
socios, clientes… Mientras más fuerte y pequeña es la red en la que el
conflicto se manifiesta, más profunda parece ser la ruptura que genera la
polarización de un conflicto en ella.
Claro, en general tenemos muchos espacios vitales diferentes y el
quiebre que genera un conflicto polarizado entre personas de nuestra red