Página 58 - Revista_Confluencia

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y actorales. La propiedad de objetal de un conflicto pretende poner de
manifiesto que la incompatibilidad en la que se sustenta la relación
conflictual está directamente relacionada con aquello que los actores
quieren. Por el contrario, cuando se hace referencia a lo actoral, lo que se
afirma es que el conflicto versa, no sobre lo que quieren las partes, sino sobre
quiénes son las partes en el conflicto. Por ejemplo, este es el caso cuándo
en un divorcio lo relevante no es lo que quiere uno de los cónyuges sino
el hecho de que sea él/ella quien lo quiere. En este último caso, un cambio
del actor que defiende el objetivo hace que el conflicto desaparezca o, al
menos, se transforme en un conflicto centrado en los objetivos. Pues bien,
así planteada la distinción, me parece que es importante no confundir lo
actoral con lo destructivo. Una escalada destructiva no tiene una relación de
implicación con la condición de actoral del conflicto. El punto de la escalada
no es quién escaló, o mejor dicho, no tiene por qué estar vinculado con
quién es la persona que aumentó la intensidad, sino con el mero hecho de
haber escalado. Es cierto que el carácter actoral puede potenciar la escalada
destructiva, mientras que el carácter objetal puede favorecer el desarrollo de
escaladas constructivas. Pero, esto no significa que detrás de toda escalada
destructiva haya un conflicto actoral ni que todo conflicto actoral devenga
ineludiblemente en una escalada destructiva.
En tercer lugar, me parece relevante considerar con mayor detalle
el tema de la interacción como un elemento definicional de la escalada.
Podría cuestionarse que en este análisis se ignora o minusvalora el papel
que cumple la interacción en estos procesos, especialmente en los casos de
las escaladas constructivas y de las de disolución
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. En este sentido, cabría
objetar que estoy viendo a la escalada desde un punto de vista unilateral,
es decir, a partir del aumento de la intensidad de uno de los actores. Si
esto es así, seguiría la objeción, no se está observando adecuadamente la
trascendencia de la respuesta del otro actor y su incidencia en la reacción
de aquel que escala el conflicto.
Creo que una apreciación de este tenor puede ser contestada de la
siguiente manera. No dudo que todo proceso de escalada está relacionado,
de alguna forma, con el tema de la interacción de los actores. Pero, el
problema radica en el concepto de interacción que se defiende. Y aquí
caben dos posibilidades; la interacción como reacción o la interacción como
reacción que implica el aumento de la intensidad.
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O dicho en la terminología ya presentada de Pruitt & Kim, se sobrevalora el rol de los modelos
de escalada atacante-defensor frente a los modelos de conflictividad circular. Pruitt, Kim, and
Rubin, Ibíd.