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F
rancisco
D
iez
rechazado o desautorizado por el presidente, paralizaba los intentos de casi
todos los conciliadores o agudizaba los prejuicios y las resistencias de los
más duros. Nosotros nos enfrentamos con lamisma situación, pero siempre
contamos con dos ventajas adicionales: mejor información desde adentro
de cada gobierno (por la confianza personal generada) y menos que perder
frente a un potencial fracaso.
En paralelo, los miembros del GBD enfocaron sus energías enmantener
vivo el reclamo de un mayor entendimiento, trabajar con los temas
concretos de la frontera y seguir intentando influir en la opinión pública
y en los decisores para restablecer las relaciones diplomáticas. Aún hoy,
los miembros del grupo en ambos países siguen comprometidos con el
acercamiento entre los dos países. Varios de ellos asumieron luego funciones
en sus gobiernos y las relaciones de confianza personal, construidas
durante el ejercicio de diálogo, sin duda brindarán sus frutos. El actual
vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, tanto como el actual
secretario privado del presidente de Ecuador, GaloMora, fueronmiembros
de ese Grupo Binacional de Diálogo y su comprensión del conflicto se vio
enriquecida por la experiencia. Entre ellos y entre otros actores relevantes
a cada lado de la frontera se tejieron relaciones personales de confianza y
comprensión que permitirán reconstituir la redmás amplia de hermandad
entre los dos países, rasgada por la polarización.
Conclusión
Como la polarización rasga la red social, se necesitan esfuerzos
combinados de muchos actores para retejerla. En situaciones así, es
contraproducente enfocarse en detener la polarización presente porque
es indispensable pensar en el futuro. Y el futuro social no está dado, se
construye. Entonces, las energías deben dirigirse a construir el cambio
deseado, más que a confrontarlo. La polarización puede servir para destruir
un orden existente e injusto, e incluso para abrir las puertas al cambio, pero
no genera por sí misma ningún cambio positivo.
Luego de más de un cuarto de siglo de trabajar en el territorio de la
política, estoy convencido que la principal causa de los conflictos sociales
es la exclusión, no la pobreza ni aún las desigualdades. Si hay conflicto,
es porque hay algún tipo de exclusión que resolver. Y no se resuelve
la situación de exclusión de unos generando una nueva exclusión de
signo contrario. Sólo se cambian los parámetros de la conflictividad, que
terminará afectando a todos los miembros de la red social.