Página 51 - Revista_Confluencia

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L
a
escalada
del
conflicto
. U
na
clasificación
doméstica
(c) escalada destructivas
Finalmente, el tercer tipo de escalada es aquél en el que los actores
aumentan la intensidad del conflicto, no porque busquen la consecución de
un objetivo de solución sino por la propia escalada. En este sentido, no hay
una razón ulterior para escalar el conflicto que el mero hecho de que el otro
actor lo ha escalado: el actor A aumenta la intensidad porque el actor B la ha
aumentado, y el actor B la aumenta porque A la ha aumentado. Denominaré
a este tercer tipo de escalada como “escalada destructiva”. La caracterización
como destructiva pone de manifiesto que, en última instancia, si la única
razón para escalar es la escaladamisma, el único objetivo final posible en esta
interacción será la destrucción del adversario; si la única razón para escalar es
que el otro escala y viceversa, el único resultado final de un proceso iterado de
estas características es la destrucción de uno o de los dos actores del conflicto
(obviamente bajo la hipótesis de que la escalada no puede ser infinita)
13
.
Un ejemplo que puede utilizarse para explicar este tipo de procesos es
el famoso juego de la escalada presentado por Howard Raiffa
14
. En él se
realiza una subasta por una cantidad de dinero, pero con la peculiaridad
de que toda oferta se paga, sea o no ganadora (por ejemplo, si oferto 100
actor frente a los del otro sin que este último haya renunciado a su obtención. Por su parte, un
conflicto termina por retirada cuando uno de los actores logra la consecución total de su objetivo
frente al otro actor que abandona la confrontación y la defensa de sus reclamos. En este segundo
caso, y a diferencia de la imposición, la prevalencia de los objetivos de uno de los actores se
produce porque el otro renuncia a la defensa de su objetivo aunque lo mantiene como tal. Por
todo véase Raúl Calvo Soler,
Op. cit.
13
No es extraño encontrar en la literatura al uso la caracterización de lo destructivo en relación
al daño, la violencia, etcétera. Ahora bien, la elaboración que aquí propongo permite establecer
distinciones más finas ya que posibilita la diferenciación entre los casos en que la destrucción
del adversario es instrumentalmente funcional al objetivo (de disolución) y los casos en que
esa destrucción es un fin que resulta de considerar la escalada como un objetivo en sí mismo
(destrucción). En mi opinión, esta distinción es muy importante porque, como analizaré
posteriormente, establece diferencias respecto a los riesgos ínsitos en cada escalada y a las
técnicas que pueden utilizarse para neutralizarlas. Un ejemplo de reconstrucción del concepto de
escalada destructiva en relación a la violencia es la propuesta de Louis Kriesberg, Constructive
Conflicts : From Escalation to Resolution. pp. 159 y ss… Kriesberg, al igual que otros autores,
señala en su obra el tema de la distinción entre lo compulsivo y lo instrumental. Pero, creo que
el hecho de haber fijado su atención en el tema de la violencia, acaba desfigurando la primera de
estas distinciones. Otra propuesta en este sentido es la de Johan Galtung quien afirma; “…¿Lleva
la polarización necesariamente a la escalada, es decir, a más violencia al nivel B?...” donde por
nivel B se refiere al tema de la conducta de los actores. Véase Johan Galtung, Paz por medios
pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización. (Bilbao: Bakeaz. Gernika gogoratuz., 2003)
353. p. 133. Puede ser que en el caso de este autor, esta afirmación se vincule a una noción muy
amplia de violencia, como la que él ha defendido. Por lo tanto, y como insistiré en este trabajo, el
punto de la violencia con ser relevante lo es en menor medida que la cuestión de para qué usan
la escalada violenta, especialmente en lo referente al diseño de estrategias de estabilización. Sea
como fuere, me parece que no hay que vincular escalada con violencia.
14
Véase Howard Raiffa, The Art and Science of Negotiation (Cambridge, Mass.; Belknap Press of
Harvard University Press, 1982) x, p. 373.