Página 74 - Revista_Confluencia

Versión de HTML Básico

76
R
aúl
C
alvo
S
oler
frente al otro actor (no saludarlo, elegir siempre aquella alternativa que
más le molestará, hacer ruido al subir por las escaleras porque sabe que
eso le molesta, etcétera). Y, finalmente (d) en los conflictos enquistados no
es esperable una finalización por una decisión explícita de alguna o de
ambas partes. Esto es así, porque el enquistamiento implica que el conflicto
se constituye como una propiedad definitoria de la relación entre ambas
partes, esto es, no es meramente una situación específica o accidental de la
relación, sino un elemento que hace a su definición tal y como los actores la
han conformado (una cosa es tener un conflicto con un hijo y otra es tener
una relación conflictual enquistada con un hijo). Por esta razón, la única
solución que puede avistarse es la ruptura de la relación entre los actores
33
.
Un ejemplo paradigmático de relaciones conflictivas enquistadas son las
que se producen entre ciertos vecinos de una misma comunidad. Este tipo
de situaciones están vinculadas con un proceso de convivencia extendido
en el tiempo. En este sentido, no estoy pensando en los casos donde hay
un hecho específico conflictivo (ruidos, limpieza, goteras, etcétera) sino en
aquéllos en donde la relación entre dos o más vecinos genera de manera
intermitente una serie de situaciones conflictivas. Estas situaciones fluctúan
a lo largo del tiempo con lapsos de mayor o menor intensidad. Pero, lo
característico de todas ellas es que llega un momento en que cualquier
situación es una oportunidad para que vuelva a aparecer el conflicto.
Planteado de estamanera, las diferencias primordiales entre un conflicto
enquistado y uno de rivalidad son dos; el tiempo y la fluctuación. En los
conflictos enquistados es condición necesaria el tema del lapso temporal
(la conflictividad se vincula a un proceso y no a un evento) cosa que en los
conflictos de rivalidad no es requerible (hay relaciones de rivalidad que se
expresan en un evento conflictivo específico). La segunda diferencia es que
en los conflictos de rivalidad no es exigible la fluctuación. Ésta puede darse
33
Así las cosas de la definición de conflicto enquistado presentada por Azar, Jureidini y Mclaurin
quedarían excluidas las siguientes propiedades: el tema de la condición del alto valor del objeto y
el de la implicación de toda la sociedad y su relación con los aspectos identitarios. Más allá de las
dudas queme generan estas dos propiedades, incluso en el ámbito de los conflictos internacionales
enquistados, creo que ninguna de ellas puede ser trasladada al conflicto más cotidiano de una
manera que sea intuitivamente aceptable. Respecto al tema del alto valor del objeto, pareciera que
en el conflicto doméstico esto es irrelevante. Más bien, parece que una consecuencia, y no una
propiedad previa, del enquistamiento es que muchas cuestiones pasan a ser observadas por los
actores como de alto valor, quiere decir, que el conflicto no se enquista porque el objeto es de alto
valor sino que como está enquistado hay más cantidad de objetos que son considerados de alto
valor. Y, respecto del tema de la implicación social, creo que tampoco es un elemento definitorio.
Dicho en otros términos, si la implicación social fuese vista en términos, por ejemplo, de una
implicación de la comunidad de vecinos, esto no sería, en mi opinión, distinto de lo que ocurre
en muchos otros conflictos y que es conocido por el nombre de ‘polarización’ del conflicto.