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H
arvey
P
eña
S
andoval
defensor universitario
(Madrid, n.d.), en la UniversidadNacional Autónoma de
México se utiliza el término
defensoría de derechos universitarios
(“Defensoría
de los Derechos Universitarios DDU-UNAM,” n.d.), en la Universidad
Iberoamericana se dice
procurador de derechos universitarios
(“Servicios:.
Procurador de Derechos Universitarios,” n.d.).
Así las cosas, en contextos de habla inglesa y española existe una
tendencia a utilizar el mismo término
ombudsman
en los dos idiomas y
en universidades de España y Latinoamérica, especialmente México se
emplean
defensor
y
procurador.
Meta-Cuture (“Meta-Culture Consulting,”
2011)
resalta la importancia de la coherencia en el lenguaje en la ciencia de
la resolución de conflictos en los siguientes términos:
“Las palabras son las herramientasmás poderosas de los constructores de
paz. Para ayudar más eficazmente a los que hacen las políticas públicas,
litigantes y otras partes interesadas en comprender los procesos de
resolución de conflictos, es importante que toda la gama demodalidades
disponibles se definan y describan con la mayor precisión posible.
Si las modalidades de resolución de conflictos establecidas y bien
definidas están mal representadas por los términos generales
como
diálogo
o
conversaciones
, se hace difícil para las partes y otros
contendientes interesados a tomar decisiones informadas sobre cuándo
y cómo hacer frente a los conflictos. Cuando las partes en la controversia,
los funcionarios públicos, el público y los investigadores, todos utilizan
estos términos vagamente y erróneamente, las formas en que los
conflictos se abordan son propensas a ser poco óptimas y los resultados
a ser insatisfactorios y de corta duración. No debemos sorprendernos de
que por lo tanto la
fatiga del diálogo
se imponga en las partes y se vuelvan
cínicas acerca de los intentos de resolución de conflictos”
3
.
Retomando lo mencionado por Carolyn Stieber (2000) quien advierte
sobre el riesgo de que la palabra
ombudsman
se diluya y pierda su esencia
ya que es utilizada indistintamente en muchos escenarios; si se está
adaptando esta institución en la resolución de conflictos organizacionales
en Iberoamérica, se podría aprender de la experiencia norteamericana
y prevenir que esto nos suceda. Porque el lenguaje es importante, sería
importante re-pensar y proponer palabras que reflejen el espíritu del
ombudsman
en el idioma español. El uso de la palabra
ombudsman
puede ser
inconveniente con personas no familiares con el inglés porque el término
debería ser amigable, entendible, transparente y fácil de pronunciar.
3
La versión en español es una traducción oficiosa.